viernes, 17 de enero de 2014

Bajo el sauce llorón

Un sauce llorón entabla una conversación con una niña pobre, en donde el sauce al ver a la niña tan apenada de su condición social, le dice. - no llores, no sufras, eso es malo para el alma.
la niña mirando hacia el suelo, le responde.- que sabes tú, tu no entiendes mi razón de llorar.
El sauce entonces le responde con una voz suave y acogedora.- claro que te entiendo, te contemplo día y noche bajo mis hojas y ya se el porqué de tu pena. ella responde;-bueno, tal vez la entiendas, pero jamás la sentirás; nunca sentirás este delirio, este vacío que siento yo; Día y noche bajos tus verdes hojas.
En ese momento el sauce delicadamente le dice,-claro que la siento, claro que siento ese vacío, ese delirio.
tu haz estado bajo de mi hace días, hemos pasado frió, hemos pasado hambre y hemos llorado juntos.
La niña sin poder decir mas, le encuentra la razón al sauce llorón. Era cierto que hace días ambos habían sentido lo mismo y entonces ella pregunta temerosa;- ¿entonces qué debo hacer para cambiar esta situación?, ¿Qué debo hacer para que mis ojos vuelvan a reír, vuelvan a creer?.
Entonces el sauce llorón, responde sabiamente;- Yo paso día y noche aquí, en el mismo lugar. contemplando lo mismo siempre, paso frió y hambre, y derramo lagrimas por montones en días de lluvia. esto es así y así sera para siempre, no tengo pies, no tengo manos y aun así vivo. y tu aquí junto a mi, como si fuéramos la misma especie, no paras de llorar. Levántate de la tierra, vamos!. Abre tus ideas y lava tu cara, camina bien erguida, que solo tu puedes dejar que aquellas lagrimas sean derramadas solo en días de lluvia.
La niña comprendió el mensaje y segura de si misma, levata la mirada hacia el sol y grita;- desde ahora cada una de mis lagrimas serán secadas por cada camino, por cada sendero bajo el sol. Junto con mis ganas de volver a ser. 
El sauce llorón, le dice acariciando su cabello;- tu lo eres todo, solo que no haz dejado de contemplar tu propio paisaje. La niña agradecida del sauce, le da las gracias. Y el sauce se despide diciendo;- yo vivo, tu vives, ambos vivimos. La diferencia es que mi paisaje nunca cambiara, mas que los rostros que varían con el pasar de los días. Tu por otro lado, tienes el poder de cambiar tu paisaje y de ver caras nuevas por doquier.
Respira esta libertad y camina hacia tu felicidad, no vuelvas nunca mas a ensuciar tu rostro con lamentos y resentimientos.
Así fue como entonces, la niña comprendió que entre seres vivos, hay unos que por días de lluvia derraman lagrimas por montones y otros quienes por no levantar la mira hacia el sol, viven en un invierno infinito.

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